martes, 1 de diciembre de 2015

COCTEL DE LETRAS | Contracorriente verde: Reciclar ¿deveras sirve?


[Sección a cargo de Inés M. Michel*]













                                                                                                     [Colaboración de Alejandro Juárez]


Jalisco ocupa el tercer lugar a escala nacional en la producción de basura. En promedio, cada habitante genera un kilo al día, lo que equivale, contando sólo a los habitantes de la Zona Conurbada de Guadalajara a generar 4,400 toneladas de basura al día. Suficiente para cubrir por completo la fuente de la Minerva (toda la rotonda, a siete metros de altura) en una semana.

De esta cantidad, alrededor de la mitad son desechos inorgánicos: papel, cartón, plásticos, metal, vidrio y compuestos mixtos, que usualmente se entregan revueltos al camión recolector. A pesar de que en diversos momentos se han impulsado programas de recolección separada en la Zona Metropolitana de Guadalajara, en general han fracasado debido a la falta de continuidad, las fallas en las rutas de recolección y la falta de campañas adecuadas de involucramiento de la ciudadanía, amén de la escasísima aplicación de sanciones.  Y si se le suman las veleidades de los cambios de administración, tenemos una perfecta receta para desincentivar la participación ciudadana.

Lo que más se recicla en Jalisco es papel y cartón,  seguido de aluminio, vidrio y plástico. Este último representa dificultades porque no se trata de un solo tipo de material: existe el polietileno tereftalato (el famoso PET, usado sobre todo en botellas de bebidas), junto con otros de distintas siglas, el PEAT, PVC, PS, etcétera. Si estos diferentes tipos de plástico se mezclan, el proceso de reciclado se echa a perder. Esto explica por que, a pesar de la labor de pepena realizada en los tiraderos que reciben los desechos de la ciudad, una cantidad importante de estos productos termina justo ahí, ocupando terreno y mezclándose con otros tipos de desechos para generar contaminación del agua, suelo y aire.

Si bien los consumidores tenemos la posibilidad de adquirir productos realizados con plástico reciclado (como utensilios de limpieza: cubetas, escobas, recogedores, entre otros) para lo cual es importante poner atención a las etiquetas, la labor más importante del comprador responsable es generar cada vez menos residuos. Una parte importante de la población ha escuchado hablar de las “Tres R”, correspondientes a Reducción, Reuso y Reciclado. Sin embargo, tanto el público como las instancias de gobierno y las empresas han puesto su atención en el Reciclaje, cuando el más importante es la Reducción, lo que significa producir menos desechos que deban ser reciclados. En este caso, menos es más.

La reducción en la fuente debe ser responsabilidad de la industria petroquímica (fabricante de los diferentes tipos de plásticos), de la industria transformadora (que toma esos plásticos para fabricar los diferentes productos finales), y de quien diseña el envase (envasador). Sin embargo, en la práctica dicha responsabilidad se deja en manos del consumidor, quien debe decidir entre un producto con menos empaque y otro que derrocha materia prima y aumenta innecesariamente el volumen de los residuos. ¿Cuántas veces se compra un producto que es tres, cinco o diez veces más pequeño que los empaques que lo envuelven, los cuáles se convierten automáticamente en basura, una vez que se accede al producto?

Al escoger productos con menos envoltura se producen menos residuos y se aprovechan mejor los recursos naturales. Recordemos que la producción de plástico consume grandes volúmenes de agua, así como energía que a su vez genera contaminantes que contribuyen al calentamiento global. 

Así que, regresando a la pregunta que da título a este texto, reciclar sirve (y hay que fomentarlo a través de los hábitos de consumo, labor en la que hay mucho campo por arar) pero es aún más importante reducir el volumen, al seleccionar productos con menos empaques. Recordemos que los bonitos plásticos estampados, las cajas de colores y el relleno de bolitas blancas es pagado de nuestro bolsillo, y es desechado tras abrir la caja. Literalmente, estamos tirando dinero a la basura.

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Imagen tomada de: Komunumo - Ver aquí


Alejandro Juárez
PlasmArte Ideas, diciembre, 2015

FB: PlasmArte Ideas
Twitter: @plasmarteideas



*COCTEL DE LETRAS está a cargo de Inés M. Michel 

[Egresada del Instituto de Ciencias, generación 100, (100cias100pre). 
Las letras le han salvado de los hombres grises en innumerables ocasiones. 
Fiel lectora de Ende y de un sinfín de historias fantásticas y de terror. 
Casiopea es su guía y confidente.]

Contacto: inesm.michel@gmail.com











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